Un amor en plenitud para vivir el noviazgo

Un amor en plenitud para vivir el noviazgo

El corazón suplica respuestas de amor, está sediento e inquieto todo el tiempo hasta que se encuentra con el Amor mismo, hasta que se encuentra con Dios.

Hace casi 5 años que hice mi promesa de castidad, donde encontré ese oasis que buscaba, la perla preciosa por la que quería venderlo todo: el amor pleno de Dios. Me di cuenta que durante mucho tiempo había estado mendigando un amor que Jesús me ofrecía con brazos abiertos, así como lo tenía Él en la Cruz cuando dio todo por mí. Al hacer mi promesa me sentía amada, decidida y con un gran fuego en mi interior que me impulsaba a dejarme apapachar y apapachar también al Señor por medio de este compromiso de vivir mi vida plenamente, vivir mi sexualidad como Dios me lo pide.

Sin embargo hacer tu promesa no hace todo miel sobre hojuelas, siempre hay piedras en el camino, se vuelve cansado el caminar y cargar tu cruz de cada día, y puedes llegar a perder la mirada fija en el Señor. No puedo decir que me he mantenido fiel a mi promesa al 100%, porque soy una pecadora, soy barro frágil que va tras cosas vanas y he tenido grandes tropiezos. A pesar de ello, Dios sí se ha mantenido fiel y me ha levantado del suelo una y otra vez, aún cuando me sentía la peor pecadora, llena de impurezas y para nada digna de Su amor. Dios es siempre fiel.

La plática de Emma y Didier fue muestra clara de la fidelidad de Dios, pues trajo una gran renovación a mi corazón, me permitió regresar al primer amor, a ese fuego que sólo el Espíritu Santo, en compañía de su esposa María, puede encender. Llegué a la plática esperando que hablaran sobre cómo escoger la pareja idónea (tema que primeramente iban a exponer), sin embargo el Señor tenía otro plan. El tema “Los enemigos del noviazgo” dio mucha luz a mi alma, pues me hizo ver la importancia de construir el amor pacientemente, vivir cada etapa que constituye un noviazgo, desde la amistad previa hasta el posible futuro matrimonio. Aprendí la importancia de dedicar tiempo a formar aquello que quiero que sea para siempre y buscar siempre crecer en el Amor. Aprendí también que en este proceso de crecimiento, debo conocerme y amarme yo primero para presentarme transparente, tal cual soy, a alguien más y sentirme orgullosa de quién soy (con virtudes y defectos), para poder también enorgullecerme, admirar y amar a alguien más. La falta de sinceridad, el exceso de drama, pretender que el otro sea mi sirviente emocional, vivir el noviazgo como si fuera un matrimonio y la falta de perdón son aspectos que deben quedar fuera para dejar entrar al proyecto de Dios para nuestras vidas.

Puedo decir que Emma y Didier, matrimonio santo que refleja a santos como María y José, renovaron mi esperanza y amor por la virtud de la castidad, pues veo en ellos los frutos de vivir plenamente según la voluntad de Dios. Siempre les estaré muy agradecida, pues aunque no haya interactuado tanto con ellos, lograron podar todas aquellas hierbas malas que sin darme cuenta habían crecido en mi corazón y a su vez, han regado aquellas semillas que Dios sí ha puesto en mí (todo por obra de la gracia). Estoy determinada a dar bellos frutos. Estoy más que nunca enamorada de mi vocación y de mi decisión de vivir en castidad.

Hoy te invito a que le digas a Jesús que quieres ser reflejo de Su amor, que quieres amar Su voluntad. Pídele sabiduría para saber qué quiere de ti, fortaleza para aceptar ese llamado y amor para vivirlo, no tengas miedo de decirle la sed que siente tu corazón, pues Él la conoce y la ha vivido, ¿sabes por qué? porque Él está sediento de ti. Dios está infinitamente enamorado de cada uno de nosotros y quiere guiar nuestros corazones para encontrarnos con Su Sagrado Corazón. Pídele que te preste el Inmaculado Corazón de María para vivir un amor puro, un amor en castidad. Recuerda que tu felicidad no debe depender de otra persona, que es igual de frágil e imperfecta que tú, tu única fuente de felicidad debe ser Dios. Pero si estás llamado a la vocación del matrimonio, pide al Espíritu Santo que te prepare para vivir un noviazgo santo, que te dé las herramientas para luchar contra los enemigos, teniendo la certeza que si das un “fiat” como María, Dios siempre ganará la batalla. Ten un corazón abierto y no tengas miedo de amar, te aseguro que vale la pena, lo vale todo.

“No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor”
1Jn 4, 18

 

Rosario Erandi Medina Romero /Estudiante de psicología/1ra generación taller «La plenitud de vivir en castidad» y excoordinadora del Staff de La Parroquia de la Santa Cruz/Expresidenta de la Federación Estudiantil del Departamento de Espiritualidad Universitaria y Servicio en la UDEM/Actualmente coordina MSC (Misioneros de la Santa Cruz)/MESC

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